lunes, 18 de enero de 2010

SIEMPRE QUISE PAGAR..!



Administrar la confianza que nos brindan, es administrar un tesoro de gran valor, porque con buenas intenciones no hacemos mucho.


Saber que otros confían en nosotros genera satisfacción, y más cuando este voto de confianza proviene de amigos, familiares o simplemente de personas que nos conocen muy bien. Poder contar con crédito, sea este en forma personal o a través de alguna institución reconocida, es una de las grandes satisfacciones con que cuenta el ser humano.

El hecho que confíen en nosotros y el saber que si tuviésemos alguna dificultad extrema podríamos recurrir a ellos -porque están dispuestos a socorrernos- nos brinda seguridad y permite avanzar en distintos proyectos que a diario tenemos por delante.

Por el contrario, el no poder contar con nadie, produce una sensación de desamparo muy particular, acompañada en algunos casos por un creciente resentimiento. Este resentimiento hiere al que lo posee generando depresión u “odio a la vida y a las personas”. Afecta fatalmente a su entorno, desencadenando graves problemas de relación. En medio de estos sentimientos de rechazo e incomprensión, las personas afines se suelen agrupar, porque sufren algo parecido, cayendo en muchos casos en el abandono de si mismos crisis familiares o suicidios. Aunque también algunos en adicciones o hechos delictivos, muchos de ellos con un perfil “inhumano”.

Es importante considerar cómo administramos esta confianza cuando somos poseedores de ella. Abundan los que abusan de ella respecto a personas, pero aún más cuando se trata de instituciones. Muchos no miden la posibilidad cierta de cumplir con las obligaciones tomadas, se basan en un “positivismo” que les induce a tomar obligaciones pensando en pagar, porque no esta en sus corazones defraudar a nadie, pero de hecho lo hacen. Ya que hubiesen pagado -pues esa era la intención-, claro, si todo hubiese salido como esperaban, pero ante la variable adversa más pequeña todo “el castillo que han levantado en sus mentes” -aunque elaborado con las mejores intenciones- se derrumba, arrastrando consigo la confianza, las relaciones, las amistades, y un futuro de libertad.

Un libro muy antiguo, La Biblia, dice que es mejor no prometer, que prometer y no cumplir, también dice que uno es esclavo de aquel a quien debe, y todo esto es muy cierto. Cuantas personas están lastimadas y lastimaron a otros, pues son victimas y victimarios, por reemplazar la fe por el positivismo. Que gran necesidad tiene nuestra sociedad de administrar la confianza que nos brindan, porque hacerlo es administrar un tesoro de gran valor.

Este tan valioso libro también dice que es necesario cambiar el modo de pensar, para que pueda cambiar la manera de vivir. ¡Cuántos problemas nos hubiésemos ahorrado si desde temprana edad, hubiésemos sabido estas cosas y valorado sus profundas enseñanzas!.

Tengo una buena noticia y es que no solamente allí encontramos la orientación para no equivocarnos, sino que también nos brinda la salida y nos ayuda a redireccionar nuestra vida. Por eso si tienes una, léela y sino consíguela, encontrarás verdaderos tesoros escondidos.



Pr. Rubén Jorge Rodríguez