martes, 29 de septiembre de 2009

VOLVER A LA FUENTE


Hace unos días acompañé a uno de mis hijos a concretar unas compras efectuadas por Internet en la ciudad capital de nuestro pais. Para ello tuvimos que ir a dos domicilios particulares ubicados en dos edificios en torre, de dos de los barrios más elegantes; lo llamativo fue que en ambos casos al anunciarnos a través del portero eléctrico respondieron ¨ya bajo¨. Al descender de los ascensores ya traían en sus manos los productos que vendían, exhibiéndolos y probándolos en la puerta del edificio, lleno de cámaras de seguridad. No lo hicieron por falta de cortesía, sino llenos de temor.

Observamos como la inseguridad en nuestro país va avanzando a pasos agigantados. Olas de asaltos, secuestros ¨express¨, violaciones, violencia que sobrepasa la crueldad que podíamos imaginar y para obtener lo que se proponen, muchos recurren a los más sofisticados métodos o utilizando una crueldad inusual, llegando a la tortura.

Hace unos pocos años esto lo veíamos en las grandes ciudades, y mucho mas concentrado en el cono urbano bonaerense, aunque en mucha menor magnitud. Lo llamativo es que a pesar que las condiciones difieren entre ciudad y ciudad y entre pueblo y pueblo, esto ha llegado a muchos puntos de nuestro territorio, que por naturaleza tienen culturas propias, pasando por encima de ellas.

Muchas ciudades ya comienzan a vivir esta extraña sensación; combinación de temor y desconfianza, llegando en algunos casos al terror, que deja marcas muy profundas cambiando el comportamiento, las costumbres y las actividades tanto familiares como sociales.

Como explicar este fenómeno que tanta angustia trae a quienes son víctimas y a quienes quizás en algún momento lo sean en sus casas, comercios, a la vuelta de una esquina, en un parque, en la playa o simplemente en un descampado. Muchos hablan de implementar métodos de contención y aumentar los de prevención, de leyes mas duras, de bajar los años de imputabilidad, aún otros esbozaron la sugerencia de la pena de muerte, aún por los medios masivos de comunicación.

La delincuencia enmarcada en estas características, no responde al argumento de falta de trabajo o de la no posibilidad de hacerlo –cosa que tampoco la justificaría-, sino mas bien a un perfil muy preocupante fruto de la alteración de los valores sociales.

Convivimos con una filosofía de vida, que si bien siempre la hubo en algunos sectores marginales, ahora emerge en forma descontrolada llena de resentimiento y desconsideración frente al dolor de sus semejantes, como expresión de no valorarse ni amarse a si mismos, menospreciando el futuro y aún más sus propias vidas.

Nuestra pregunta es donde están los progenitores de estos adolescentes, jóvenes y de otros ya no tan jóvenes. Sin ánimo de prejuzgar, debemos reflexionar en qué es lo que les enseñaron y mas aún que ejemplos les dieron, que valores fueron inculcados, qué limites tuvieron. Es claro que en la mayoría de los casos de delincuencia, las crisis de las familias donde se criaron condicionaron estos valores sea directa o indirectamente, voluntariamente o no.

¿Por dónde entonces debiéramos avanzar para reducir en forma progresiva este flagelo?. Creo que la respuesta esta a la vista. Restaurar las familias y ayudar a concretar las nuevas con valores éticos, morales y sociales que Dios ha dispuesto desde el principio. Si, aunque muchos lo resistan labios para afuera, en el fondo de sus corazones saben que ahí es donde radican la crisis de nuestra sociedad.

Para hablar de familia es imprescindible mencionar a Dios, ya que fue su creador. En el principio unió a un hombre y una mujer para formar un nuevo ente indisoluble, debiendo aprender a convivir, corregirse y ayudarse entre si basados en las instrucciones que él mismo impartió, ya que su disolución era inimaginable porque habían sido “unidos hasta que la muerte los separase”.

Hay personas que invocan a Jesús y aún tienen representaciones de él colgando de sus cuellos, sobre mesas, repisas, o aún de las paredes, desconociendo que lo que él realmente quiere es morar en los corazones de aquellos que con sinceridad le buscan, dispuestos a que sus valores y principios pasen a ser los suyos propios. Es necesario como dirían algunos “volver a la fuente” para restaurar, o formar familias de acuerdo al “manual del fabricante”.

La mejor elección es la que muchos ya hemos tomado, partiendo de una sencilla oración decirle que quieres basar tu vida y familia en Jesús, pidiéndole con profunda sinceridad y arrepentimiento -por haber vivido independientemente de él-, que more en tu corazón.

Si lo haces y te dispones a seguirle de cerca junto a aquellos que tomaron esta valiente decisión, verás como tu familia irá incorporando nuevos valores, y a la vez servirá como referente para otras que lo anhelan y no saber como “volver a la fuente”.


Pr. Rubén Jorge Rodríguez

viernes, 18 de septiembre de 2009

¿QUE TE PASA, PLANETA?


Últimamente los temas que ocupan muchas de las tapas de los diarios más populares en nuestro país, y en diversas partes del mundo, son las catástrofes naturales y los cambios climáticos. Incendios como los que sufrimos los argentinos en nuestros campos y sierras que dejan sus huellas, entre otras en las provincias de Córdoba, San Luís, Buenos Aires y Entre Ríos. Aludes incontrolables que a su paso arrasan no sólo con poblaciones enteras, sino con los ahorros y lo que es más, con la esperanza de quienes ven que delante de sus ojos, todo es arrasado y sepultado.

Los hundimientos de tierras como ocurrió hace unos años en una ciudad de la ex Unión Soviética, donde los edificios y casas literalmente se hundieron en un gran pozo, llevando consigo todo. Los ríos caudalosos que encuentran tierras que se disgregan produciendo desmoronamientos, como en nuestra querida Tartagal en la provincia de Salta, quedando sus habitantes sólo siendo propietarios de la resignación y el desamparo.

Temblores y terremotos que asolan regiones enteras en diversas partes del mundo provocando destrucción lágrimas y desconsuelo. Emanaciones de cenizas volcánicas como las que periódicamente se han observado en la cordillera de los Andes, afectando pueblos y ciudades tanto de nuestro país, como en el vecino Chile. Y no nos olvidamos de los huracanes que como si fuesen parte de una larga caravana, se suceden uno tras otro, asolando entre otros lugares el centro y el norte de América.

En una “era tecnológica”, donde la ciencia avanza a pasos agigantados, donde día a día ya es viejo lo producido el día anterior, impidiendo de alguna manera aprender a operar los equipos nuevos, porque al siguiente día ya hay otros que lo reemplazan y lo superan pasando a ser obsoletos. Donde los equipos satelitales pueden anticipar muchos de los acontecimientos que están por suceder. Donde la tecnología ha llegado a tal extremo que desde una pantalla de computadora conectada a Internet se puede ver cualquier región del mundo y aproximarse a ella, sobrevolando en forma virtual su propio planeta teniendo la sensación tenerlo en la mano, como una naranja.

¿Cómo puede ser entonces que con tantos avances y habiendo depositado la confianza en la ciencia y el conocimiento, generando en algunos una sensación en alguna manera de estar por encima de lo que ocurre en nuestro planeta, este se enloquezca y no pueda ser controlado? ¿Cómo es que a científicos y técnicos especializados se les vaya de su esfera de control y no pueden hacer nada?. Si como piensan algunos “nada físico seria imposible para el hombre”.

Lo cierto es que frente a la erupción de un volcán, hasta el geólogo más experimentado tiene que huir, sino sería consumido o sufriría sus consecuencias. Frente a un “sunami” o simplemente al desborde de un caudaloso río, cuando el agua sube, y sube o cuando los incendios de campos avanzan y arrasan con todo, destruyendo casas, plantaciones, animales, flora y fauna autóctona, -sean estos últimos intencionales o no- todos tienen que huir, ahí no hay intelectual o ignorante, sabio o necio, rico o pobre, todos huyen para el mismo lado.

El Planeta está fuera del control de quienes, tanto a través de la política, de la fuerza, de la ciencia o de la filosofía, levantan sus banderas de señorío sobre una creación que no les pertenece. Y preguntamos ¿Qué te pasa, planeta?. Es claro que no te puede responder, pero quien da la respuesta es quien lo creo, con todo lo que en él hay.

Dice la Biblia a través de la pluma de uno de los discípulos de Jesús, escribiendo a los cristianos que vivían en la Roma del primer siglo, hace ya cerca de dos mil años lo siguiente: “Sabemos que hasta ahora el universo se queja y sufre como una mujer con dolores de parto y no solo sufre el universo, sino también nosotros…”.
La creación en parte sufre las consecuencias por haber sido herida y alterada, gimiendo, por las consecuencias de la mano del hombre. También es claro que hay hechos que están ajenos a su mal accionar, pero dentro de estas dos posibilidades, sabemos que hay un mensaje de Dios al ser humano, haciéndole ver su impotencia frente a Su gobierno. ¡Porque todo se cae frente a la presencia de Dios!.

Es magnifico que la ciencia brinde sus aportes positivos a la humanidad, pero es aún mejor llevarse bien con quien es el Dueño del universo y de quien proviene la ciencia, el conocimiento y la autoridad humana. Pero también debo decir que la única forma de reconciliarse con Dios es por medio de Jesucristo, reconociéndole como el Señor y salvador de su vida

¡Que sabio es aquel que busca a Dios como la prioridad de su vida!


Pr. Rubén Jorge Rodríguez

¡EN MI PROPIA CASA, NO..!

Hace un tiempo en una columna televisiva, relaté lo que un amigo nos contó a un grupo de colegas sobre lo que les sucedió a él y a su esposa. Nos dijo lo siguiente: “Una noche como tantas al regresar a mi hogar después de un arduo día de trabajo y después de abrir la puerta principal de mi casa, me quedé paralizado al ver en el living a un hombre y una mujer, en una escena muy comprometida de lujuria, poco a poco se quitaban las ropas y en mi propio living y ante quien pudiera pasar, mantenían relaciones sexuales sin ningún pudor. ¡Era mi casa! ¿Cómo podía estar ocurriendo esto allí?. Mientras mi esposa que desconocía lo que ocurría, estaba en la cocina preparando la cena.

En pleno estupor y en un arrebato di un grito llamando a mi esposa, quien alarmada vino corriendo y le dije ¿ves lo que yo veo?. Se quedó perpleja, al ver semejante escena en su propia casa; mientras ellos no se alarmaron, y ni siquiera por verguenza ajena cambiaron su actitud. En un impulso ella corre hacia el televisor y lo apaga, y lo que estaba ocurriendo en nuestro living desapareció”.

La mayoría de nuestras familias no permitirían que una pareja entrase a su casa y a la vista de toda la familia, hieran cosas semejantes. ¿Quién permitiría que una pareja de desconocidos que pasan por su calle entrasen y tuvieran sexo?. Serían tratados de inmorales, de no respetar el hogar, señalando que afectaría sicológicamente y emocionalmente a los niños, entre otras cosas. Les ordenarían que se retiren y si no lo hiciesen harían la denuncia policial correspondiente. Y por cierto tendrían razón.

Ante esto, es bueno que reflexionemos en el relato. De qué manera ponemos límite a escenas de ese tipo u otras que no toleraríamos que invadan nuestros hogares. Pero cuando nuestros televisores están encendidos, o se navega por Internet, estamos sin darnos cuenta dándoles entrada en forma virtual afectando a lo más preciado que como seres humanos tenemos, nuestras familias. ¿Pensamos que esto no afecta a nuestros niños, adolescentes y jóvenes?. ¿Que no influye a los mayores?;. Afecta y mucho, más de lo que algunos se pueden imaginar. Muchas veces estos últimos excusados en el hecho de haber vivido ya muchos años.

A diario en mi tarea de consejería, me encuentro con personas que sufren las consecuencias de cosas como estas. Aunque quizás a muchos no les parezcan tan graves, lleva consigo un mensaje profundo que condiciona el futuro, alterando los valores en forma progresiva.

La solución está al alcance de nuestras manos. No tenemos ni más ni menos que poner los límites, o sea discernir entre lo bueno y lo malo y decidir por lo bueno. Justamente esta es la definición de madurez que Dios nos da en la Biblia. Cada día, en todos los órdenes de nuestra vida tenemos que tomar decisiones; en el trabajo, en la casa, en la familia, en todo. El vivir incluye la toma de decisiones, y el vivir bien en tomar las decisiones acertadas en el momento oportuno. Una buena decisión, como ocurre con un buen remedio, dado fuera de tiempo, termina provocando consecuencias indeseables.

Me dirán que es fácil decirlo pero difícil concretarlo. Al respecto un hombre culto, formado con la mayor excelencia de su tiempo llamado Saulo de Tarso, -más conocido como Pablo-, le dice a uno de sus ayudantes que huya de las pasiones inconvenientes que podrían afectar su vida. O sea que tome la decisión justa en el momento justo. No se trata de un acto de cobardía sino de la valentía propia de quienes alcanzan real madurez.

Esta valentía y sabiduría para decidir bien, solamente la podemos experimentar plenamente, cuando reconocemos que sin la ayuda de Dios nos sería imposible vivirla. Aunque nos parezca mentira por más que podamos querer ser sabios no lo seremos por nosotros mismos, ya que El dice que hay muchos que se consideran sabios en su propia opinión y esta sabiduría no está relacionada con la formación o estudios que hayamos realizado. ¡Lo que vale entonces, es la opinión de El!.

Te animo a que busques la verdadera sabiduría en Dios, contándole tus temores, dudas, luchas y a la vez reconociendo que no has vivido dependiendo de El, y que deseas de ahora en más hacerlo. Pidiéndole perdón por los errores y pecados que hayas cometido y que te ayude a vivir tomando las decisiones correctas en el momento oportuno y como hizo Pablo, quien dio el sabio consejo de huir como expresión de valentía y quien reconoció a Jesús como su Señor y Salvador. Esto que alguno podría verlo como ingenuo o quizás fantasioso es la experiencia de muchos que han tomado esta decisión y los resultados están a la vista de quienes quieran verlos.


Pr. Rubén Jorge Rodríguez

¿DE QUÉ ME HABLAS?

Vale la pena preguntarnos quienes en esta primera década del siglo veintiuno son los referentes o aquellas personas que son oídas y consultadas por muchos de nuestra sociedad y porqué esta los reconoce como tales. Sin duda esto determinaría los valores que prevalecen en ella.

Hace unas semanas en un importante canal televisivo se emitió el trabajo de un periodista entrevistando a transeúntes, haciendo una especie de relevamiento sobre que opiniones les quedaban más gravadas en sus mentes, las que provenían de un científico, de un intelectual, o de personajes mediáticos de la farándula, del deporte, etc. Lo llamativo fue que todos respondieron que las opiniones de los personajes mediáticos eran las que recordaban, y aún sus nombres. Y respondían con un gesto como “¿de qué me hablas?”, cuando se les mencionaba a los otros.

Si reflexionamos un poco sobre quienes y porqué son oídos e influyen en muchos que componen nuestra sociedad, la conclusión es preocupante. No son los científicos, los intelectuales, ni siquiera los religiosos, sino son algunas figuras mediáticas a quienes se les consulta sobre los más disímiles temas. Hombres y mujeres que mediante escándalos -algunos prefabricados otros no-, influyen en una sociedad permeable. Algunos con problemas en sus vidas aún no resueltos, dan consejos y son tomados como modelos. Cada uno expresa su opinión desde su óptica particular, no siempre porque se propongan hacerlo sino porque en muchos casos son consultados por que su imagen o nombre “venden”.

Cuando una persona llega de esta manera a una sociedad, es porque de alguna manera esta se identifica con ella. No siempre por sus dotes artísticos, deportivos o de otras disciplinas, sino porque los valores que expresan indicarían que son coincidentes con los que tienen quienes los valoran, algunos en forma explícita y otros en lo profundo de sus corazones.

Lo cierto es que cuando los valores se nivelan hacia arriba indican un avance de la sociedad, pero cuando esta lo hace hacia abajo, indicaría que estamos descendiendo paulatinamente, corriendo de esta manera riesgos a corto plazo como sociedad. Aunque parezca que no es así, todos los conceptos expresados repetitivamente en el transcurso del tiempo dejan huellas en las personas, sean estas para bien o no.

El planteo que debemos hacer, -a manera de un ejercicio personal- es con quién o quiénes me identifico, porque como dice un dicho popular: “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Y observarnos como quien se mira en un espejo, con quién o quiénes nos identificamos, quienes dicen o hacen lo que nosotros diríamos o haríamos pero no nos animamos. Aquello que refleja lo más profundo e íntimo de nuestro ser. Esto quizás sea como el espejo que refleja la realidad de nuestras vidas.

Sin duda nos cuesta aceptar esto como propio, ya que no lo veíamos quizás de esta manera. En medio de esta realidad en la que vivimos, seria bueno preguntarnos qué es lo que quiero para mi familia y para mí, de ahora en más.

Hace siglos alguien enseñó una forma de ver la vida y como vivirla, también fueron requeridas sus opiniones respecto a los más diversos temas. Sus respuestas muchas veces generaban incomodidad y aun arrebatos de ira. Fue muy conocido porque lo que enseñaba no se amoldaba a los modos y costumbres de una sociedad que había entrado en decadencia. El decía que lo que hablaba lo había oído de su padre. Lo cierto que lo que decía y vivía era una contracultura. No sólo opinaba y enseñaba, sino que su vida era un ejemplo. Fue y es aún de ejemplo para nosotros. Su nombre es Jesús y su padre es Dios.

Un día un hombre llamado Pablo dijo que lo imitásemos a él como el imitaba a Jesús, en otras palabras imítenme a mi, porque yo lo imito a El. Cuando tomamos la decisión de tomarlo como más que un simple referente para nuestras vidas y familias, todo cambia. Nosotros vemos los cambios y quienes conviven con nosotros o nos rodean también los advierten. Cambios que dan esperanza a los desesperanzados, a quienes ven la vida y la sociedad como algo que va cuesta abajo. Toma la decisión y con tus palabras expresale tu deseo que sea El quien guíe tu vida y que lo tomas no sólo como tu referente, sino como tu Señor personal.

No sólo comenzarás a ver las cosas desde otra óptica y sentirás la necesidad de compartir con otros tu experiencia de cambio con Jesús, sino que desearás encontrarte con otras personas que hayan experimentado lo mismo que vos. Y verás como comenzarás a ser un factor de nivelación hacia arriba.


Pr. Rubén Jorge Rodríguez

MIENTRAS CAIAN LAS BOMBAS

Recuerdo que era muy pequeño aunque no puedo precisar mi edad. Creo que no superaba los cuatro años, vivía con mis padres en una zona descampada, en las afueras de una ciudad ubicada en el Gran Buenos Aires. Regresaba junto a ellos caminando de la casa de mi abuela, por una calle sin pavimentar distante unos cuatro o cinco kilómetros. Ya había anochecido.

En un instante, nuestro tranquilo retorno se vio interrumpido por sonidos que no recordaba haber oído; eran estallidos. Al instante mi padre nos dijo ¡Son bombas!, se oían el estallar en algún lugar cercano. Era otro de los momentos difíciles que nuestro querido país ha sufrido, tiempo de lágrimas o bronca en unos y euforia en otros. No sabía con exactitud que era lo que ocurría. La poca gente que habitaba las escasas casas y quintas en un instante desaparecieron de nuestra vista. Se habían refugiado llenos de temor en ellas. Todo quedó desierto. En medio de la oscuridad y esos estallidos hizo que por un instante permaneciéramos parados sin saber que hacer.

Otra vez oí la voz de mi padre –un hombre de buen porte- decirnos que estuviésemos en paz, y que sigamos nuestro camino rumbo a la casa. De este recuerdo lo que me quedó gravado fue que alzándome me tomo fuertemente en sus brazos, y en ese instante el miedo y el desconcierto que se habían apoderado de mí desapareció; las bombas seguían estallando igual, pero yo estaba en los brazos de mi padre, sujetado por sus fuertes manos.

El resto de nuestra caminata, fue como una aventura vista desde otra óptica, desde la seguridad y protección que yo había encontrado. Cómo poder explicar con palabras lo que uno experimenta en un momento así a tan corta edad?. Sólo que aunque todo seguía igual, para mi era todo distinto pues sentía que él me protegería de lo que fuese, aún de las bombas?. Hoy, cincuenta años después no puedo olvidarlo, y lo llevo conmigo como el recuerdo más grato que experimente en medio de esa crisis y uno de los que marcó mi vida.

Muchas personas de distintos estratos sociales, culturales y económicos han tenido experiencias semejantes., -aunque quizás de otro tipo- y están paralizados y temerosos frente a situaciones con las que se enfrentan. Desearían contar con sus padres para acurrucarse en sus brazos como niños, pero por alguna razón ya no cuentan con ellos, o no sería posible darse esta situación. Lo llamativo es que al ser parte de la privacidad de cada uno, sienten cierto pudor o vergüenza en decirlo, por temor a ser considerados débiles, necesitados o menos, porque es así en realidad como se sienten.

Algunos recurren a involucrarse en “grupos de pertenencia”, que en algunos casos ayudan pero en otros aún acentúan la crisis, porque esta necesidad no se sacia por consolarse viendo a otros con una necesidad similar insatisfecha. Es como si una tortuga sufriese por el caparazón que posee, pero lo lleva puesto y aunque conviva o se encuentre con muchas tortugas que también sufriesen lo mismo, en el fondo poco o nada cambia, porque es parte de la realidad de cada una.

El libro más impreso y leído en la historia de la humanidad, la Biblia, resalta muchas veces la condición de Dios como Padre y creador. Sé que alguien pensará ¡Es cierto que Dios existe, pero es tan grande y está tan lejos que no puedo imaginarlo como mi padre y menos descansar en El!. Pero aunque este pensamiento quizás no sea lejano a su realidad, debe tener presente que justamente lo que debe cambiar es su realidad.

Dios es nuestro creador, por eso somos sus criaturas, pero también quiere ser nuestro Padre. Y para que esto ocurra necesitamos que nos adopte.

Esto que parece algo extraño para algunos es la razón principal por la que Jesucristo vino, pues cuando creemos firmemente que es el Hijo de Dios y ponemos toda la carga que nos agobia de todo aquello en lo que hayamos errado -sea en forma voluntaria o involuntaria- a sus pies, y aún más, depositamos toda nuestra confianza en El, aceptándole como nuestro Señor y Salvador, en ese mismo momento se produce nuestra adopción por parte de Dios, el Padre, Por eso y sólo de esta forma podemos estar seguros que Dios es nuestro padre y como consecuencia, nosotros sus hijos, porque hemos sido adoptados por El.

Si este proceso de adopción ocurre en tu vida, tendrás la libertad que el otorga a todos los que adopta como sus hijos, de hablar con Él, contarle tus cosas, tus alegrías, tristezas, dudas y temores. Pedirle ayuda y guía sobre tu vida. Y cuando te sientas que estás en medio de un bombardeo y o que te abandonan o te sentís solo, verás como te toma en sus brazos, se protege firmemente y te dice ¡vamos sigamos adelante!. Mientras te sentís con la seguridad de un niño en los fuertes brazos de su padre quién le ama profundamente y no dejaría que nada malo te ocurra si permaneces en sus brazos.



Pr. Rubén Jorge Rodríguez

FUENTE DE TODA RAZÓN Y JUSTICIA

En los últimos años comenzó un proceso de desandar lo que por mucho tiempo funciono. Se dejan de lado las normas morales y éticas, dando lugar a un libertinaje, diciendo “nadie debe decirme lo que debo hacer”. Un retroceso que nos desconcierta, genera miedo, preocupación y tensión interior.

Hay personas que no tienen normas ni morales ni éticas, no se quieren a si mismos, destruyen todo lo que tocan. Al ver los noticieros, o simplemente conocer personas que son víctimas de la delincuencia en cualquiera de sus expresiones, ya no nos asombra enterarnos de asaltos, muertes, torturas, abusos, violaciones, etc. Una sociedad desenfrenada, donde los buenos están encerrados por temor de aquellos que debieran estarlo.

Alguien dijo que con el correr del tiempo, como nunca antes se manifestaría la maldad. Hoy vemos en muchos, -sin llegar a aquel extremo-, una falsa moralidad al fijar ellos mismos las normas de lo que esta bien o está mal, de lo bueno o lo malo. Como nunca, hay una excesiva dedicación a la estética, a la diversión, al placer, y entre otras cosas a un consumismo voraz. En este desandar donde sus vidas pasan y ocurren sin un propósito trascendente, cuesta encontrar familias sólidas, hijos que cuenten con la cobertura y dedicación de sus padres, padres que sean honrados por sus hijos.
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Debiéramos reflexionar en cual es la esencia de lo que se ha dejado de lado. Cuando aún el preámbulo de nuestra Constitución Nacional dice: “…Dios, fuente de toda razón y justicia…”. Sí, Dios debiera ser la fuente de la razón de todas las cosas y la justicia estar bajo lo que El determina que está bien o está mal.

Vemos con agrado que muchas de las leyes, decretos y ordenanzas con las que contamos determinan los derechos y las libertades, ponen límites y ordenan el accionar de los individuos. Pero aunque quisiéramos, es necesario reconocer que nadie ha podido cambiar el corazón de las personas por estos medios. Podemos ayudar a las personas en sus necesidades, pero sus corazones no podemos cambiarlos.

¡Cuanto deseamos ver una sociedad distinta a la que vislumbramos!. ¡Cuanto temor nos invade al vernos con las manos atadas y desamparados, cuando aún quienes nos brindan amparo son victimas, tanto ellos como sus familias de lo mismo que nosotros!.

Está claro que Dios es la fuente de toda razón y justicia, por eso es necesario dejar de vivir desconociendo sus enseñanzas o de espaldas a El, como quien en pleno mediodía en un día soleado, cierra sus ojos y dice que el Sol no existe, esto es simplemente negación de lo evidente. Más aún debemos pedirle que nos perdone por haber vivido a nuestro antojo y a consecuencia equivocado, sufriendo en carne propia las consecuencias. No hacerlo ante tanta evidencia es como decir con nuestros labios que queremos un cambio para bien, pero en nuestro corazón no desear rendir nuestro destino al Creador. Justamente quien advirtió que la maldad con el correr del tiempo se aumentaría fue Jesucristo.

Queremos vivir en una sociedad que retome lo bueno y corrija aún lo que estaba mal, pero el único camino es Jesucristo. Dice un proverbio milenario que “Hay camino que al hombre le parece derecho pero su fin es camino de muerte”.

Te animo a que reconozcas a Jesucristo como el Señor de tu vida, te dispongas a vivir bajo su “Fuente de razón y justicia”, aceptándole como tu Señor y Salvador. Habla con Dios de parte de Jesús, a través de una sencilla oración, -ya que dijo que le pidiésemos a su padre en su nombre- que deseas vivir para agradarle y verás los cambios que se irán produciendo en tu vida y como afectarán a tu entorno, como una buena levadura que en el tiempo transforma toda la sociedad, para vivir en paz. ¡Los valores morales y éticos que tanto añoramos, son posibles de recuperar!.


Pr. Rubén Jorge Rodríguez

LA FRAGILIDAD

En las últimas semanas hemos visto y oído a través de casi todos los medios de comunicación, sobre la Gripe A y los efectos secundarios que produce, como así también las recomendaciones para evitar contagiarnos y su propagación.

Es mucha la información que nos llega al respecto y a veces pareciera ser contradictoria; quizás por no estar preparados para comprender temas epidemiológicos, o por sólo ser partes de una verdad, o por provenir de personas que aunque bien intencionadas, repiten conceptos técnicos que no dominan. Lo cierto es que la falta de unidad en la información nos lleva a la desinformación, generando una confusión que en algunos casos es cómplice con el descuido o con la desesperación.

Sin duda es necesario valorar y poner en práctica las recomendaciones que nos dan las autoridades sanitarias y los especialistas en el tema pero es lamentable ver a muchos haciendo caso omiso; casi con una valentía absurda “sacarle pecho” a la pandemia, desafiarla y aún exponiendo a otros.

El peligro que advierto es que en algunos se ha convertido en una psicosis; personas y aún familias presas del terror encerradas en sus casas con barbijos y guantes, advirtiéndose impregnado en los ambientes el olor a alcohol. Otros caminando por calles solitarias de barrios cerrados con barbijos evitando todo contacto con un ser humano, y muchos, presos también de esto, pero a la vez viajando en los medios masivos de transporte, manipulando dinero y concurriendo a lugares de asistencia masiva, porque no tienen otra alternativa, originándoles un sufrimiento extra.

El miedo les ha invadido, y va más allá de tomar las precauciones del caso, les paraliza y en algunos casos deprime. Sintiéndose impotentes y frágiles como si esperasen el ataque en forma inminente.

Pareciera que las epidemias nos persiguen, la fiebre amarilla, el cólera, luego en verano el dengue, ahora la gripe porcina y ya se está hablando que en nuestro país habría casos de dengue en pleno invierno. Sería bueno seguir el ejemplo del apóstol Pablo, quien contaba entre su equipo con un médico llamado Lucas y a la vez confiaba y creía que Dios le cuidaría y así ocurría.

Respecto a las epidemias y endemias encontramos que Jesús dijo que en el tiempo previo a su segunda venida, donde vendría a llevar consigo sólo a quienes creyesen en el, y le reconocieran como el Señor de sus vidas, habría entre otras cosas, pestes. Mas precisamente dijo que oiríamos o tendríamos noticias de guerras, rumores de guerras, pestes, hambres y terremotos, pero que no nos asustemos, pues así tendría que ocurrir, sin embargo advirtió que aún no sería el fin.

Me dirán que estas cosas siempre ocurrieron, y por cierto que así es. Pero la palabra clave es que “oiríamos” o “tendríamos noticias”. Es notorio que gracias al avance en las comunicaciones y el Internet, hoy tenemos noticias de acontecimientos que antes no se hubieran conocido, y si se supiera de ellos sería después de días, meses y aún años.

No debemos amedrentarnos, pero mientras tomamos las medidas recomendadas, es necesario rechazar de nosotros el temor esclavizante y vivir reconciliados con quien nos advirtió que estas cosas ocurrirían y que tendríamos noticias de ellas y a la vez prometió que a quienes le reconozcan como Señor les daría una paz como nadie se las podría dar. Con una humilde actitud de reconocimiento de su señorío, toma la decisión de pertenecerle a Jesús y con tus propias palabras decile que depositas toda tu confianza en El. Pedile perdón por tus errores y pecados, por no haber confiado y buscado agradarle.

Afrontaremos la vida con una óptica distinta, con la esperanza que aunque acontezcan cosas como estas, podemos caminar tomados de la mano de Dios y como consecuencia en el transcurso del tiempo veremos como no sólo seremos llenos de su paz, sino que seremos un valioso aporte a la sociedad.



Pr. Rubén Jorge Rodríguez

jueves, 17 de septiembre de 2009

REPORTAJE PRESENTACION

FUE RECIBIDO CON AGRADO EN NECOCHEA

Esta semana entrevistamos a Rubén Jorge Rodríguez, pastor, columnista y conferencista. Queremos conocerle mejor y también la tarea que tanto él como sus colaboradores desarrollan. Desde hace unos años le conocimos a través de sus columnas televisivas en el programa “Tiempo con Todos” y la tarea que realizan en la “Misión Necochea” y desde hace unos meses a través de la columna que realiza en “El Periódico”.

El Periódico: ¿Cómo se compone su familia?
RJ.R. Mi núcleo familiar se compone de mi esposa Miryam y nuestros tres hijos, dos de ellos varones, estudiantes universitarios promediando la carrera de ingeniería, quienes viven con nosotros y a su vez trabajan en empresas líderes solventándose de esta manera sus estudios y la menor, nuestra hija, que cursa sus estudios secundarios.

El Periódico: ¿Cuando tiempo hace que comenzó en los medios?
R.J.R. Comencé siendo muy joven en la década del setenta, escribiendo y editando boletines y revistas locales, casi simultáneamente fui por varios años corresponsal de una revista que en ese entonces tenía alcance nacional, llegando a España y países limítrofes, llamada “Campo Misionero”. Luego realicé estudios en una universidad en el área de la comunicación.

El Periódico: ¿Esa experiencia y preparación que puertas le abrió?
R.J.R. Comencé a escribir columnas de actualidad con un enfoque cristiano en el diario “Vida de Lanús”, que en aquel entonces dirigía el Dr. Ibáñez. Esta tarea también la realicé por varios años.

El Periódico: ¿Incursionó en radio y televisión?
R.J.R. Si, desde hace cerca de diez años en forma ininterrumpida soy comunicador en un programa llamado “El diario de la Vida”, emitido semanalmente en una AM del Gran Buenos Aires con muy buen alcance, y desde hace dos años hago una columna en el programa “Tiempo con Todos”, emitido por Canal 4 de Necochea, a través de la televisión por cable. He sido entrevistado por varias emisoras radiales respecto a temas específicos y realicé micros radiales para el cierre de transmisión. Y también en este “El Periódico” hago una columna semanal.

El Periódico: ¿Porque cree que sus columnas, tanto televisivas como gráficas han tenido tanta aceptación?
R.J.R. Porque trato temas relacionados con las necesidades de las personas, tratando de interpretar lo que sienten y viven. Además desde la comprensión doy los consejos o reflexiones lo más sencillamente posible, siempre desde la perspectiva cristiana.

El Periódico: Sus palabras son directas.
R.J.R. Si, trato de que lo sean, porque nuestra sociedad está cansada de palabras evasivas, expresiones místicas e imposiciones y quieren que se les diga la verdad, pero no acusándoles, en cambio es necesario dar una propuesta de salida. Porque en el fondo todos queremos que se nos diga la verdad tal cual es, y ese dicho “miénteme que me gusta” es un lamentable refugio del que a muchos se les dificulta salir, aunque quieren hacerlo, pero les cuesta enfrentarse con la verdad, que en el fondo desean.

El Periódico: Sabemos que es pastor ¿Qué nos puede contar?
R.J.R. Fui ordenado pastor en el año mil novecientos ochenta y cinco dentro de las “Iglesias cristianas Evangélicas” y luego también reconocido como tal en la “Comunidad Cristiana”. Fui fundador de una iglesia en la ciudad de Lanús y desde hace quince años, de otra que tiene como centro la ciudad de Ezeiza, pero con alcance a distintas ciudades y pueblos. Y en los últimos años estamos abriendo lo que llamamos “Misiones”, en las localidades donde la distancia es significativa, como por ejemplo aquí la “Misión Necochea”.

El Periódico: ¿Como desarrollan sus actividades?.
R.J.R. Somos una iglesia con características de familia. Cuando digo iglesia no me estoy refiriendo al un determinado edificio, sino al conjunto de personas que hemos decidido creer lo que Cristo dice y vivir como Cristo quiere, sabiendo que Dios se ha propuesto formar una gran familia de muchos que sean parecidos a Jesús. Podemos estar diseminados por distintos puntos de nuestro país pero nos unen lazos de respeto, comprensión y de afecto que sólo lo puede producir Dios.

El Periódico: ¿Cuál es su proclama principal?
R.J.R. Es anunciar que Jesucristo ha dado su vida en la cruz del calvario y mediante su sacrificio se ha dispuesto a perdonar a aquellos que arrepentidos de sus pecados le acepten como su Señor y Salvador personal. Y enseñarles luego todo el consejo que El dejó a través de la Biblia, para que no sea un “hace lo que yo digo y no lo que yo hago”. Sino que tanto sus vidas como las nuestras reflejen a Jesús, no sólo en reuniones, sino lo que es más importante, en la privacidad y en el diario vivir.

El Periódico: ¿Rara vez utiliza el término “religión”, por qué?
R.J.R. Si, es cierto y es debido a que si bien la palabra religión en su etimología significa “volver a ligar”,y en su contexto “volver a unir a las personas con Dios” y es un significado que comparto plenamente, hoy en día se suelen definir así a una suma de costumbres, tradiciones y aún ritos que desfiguran en la mayoría de los casos, el verdadero sentido y aplicación bíblica de esta palabra.

El Periódico: ¿Qué actividades realizan, además de las normales como iglesia?.
R.J.R. Son muchas, pero para nombrar algunas menciono el “Proyecto Joven” que es un plan de contención y formación integral de adolescentes y jóvenes, en plena colaboración con sus padres. Tenemos un grupo musical que ha tocado entre otros junto al grupo Kyosko y realizado recitales en distintos lugares, quienes en breve publicaran un nuevo álbum, cuyo enfoque apunta a los jóvenes y también a las familias. Encuentros con matrimonios. Formación cristiana para niños, festivales para niños, etc….

El Periódico: Y en el área comunitaria específica, trabajan en conjunto con otras instituciones?
R.J.R. Lo hacemos en conjunto con una Fundación y de ahora en más también con una Asociación Civil. En el área comunitaria entre otras cosas, hemos suplido necesidades alimentarias y de ropa a personas con necesidades comprobables entre nosotros. Hemos obtenido para algunas zonas importantes descuentos en coberturas médicas en importantes instituciones. También damos charlas sobre temas específicos, como prevención de drogas, aborto, entre otras.

El Periódico: ¿Por qué no nos habla de la “Misión Necochea?
R.J.R. Se trata de una extensión de la “Comunidad Cristiana” en Ezeiza en esta querida ciudad y dentro de la expresión “Misión Necochea” incluimos a Quequén y a las otras localidades cercanas. Hace dos años que comenzamos a transmitir nuestra experiencia personal, que es la consecuencia del sencillo pero poderoso obrar de Jesucristo en nuestras vidas.

El Periódico: ¿Qué objetivos tienen en Necochea?
R.J.R. Nuestra principal meta es que cada habitante tenga un encuentro personal y profundo con Jesús, experimentando la vida que El da, con sencillez y sin acartonamiento, pero con la profundidad de vivir genuinamente e íntegramente la vida en su concepto más pleno, conformando familias de acuerdo al corazón y propósito de Dios. Y de a poco realizar también aquí aquellas actividades que describí, siempre de acuerdo a las necesidades y respetando las culturas propias de esta región.

El Periódico: Ya nos dijo que la iglesia es el conjunto de personas reunidas y no un lugar físico, quisiéramos entonces saber ¿Dónde se reúnen en esta ciudad?
R.J.R. Actualmente nos reunimos los días domingos a las 19 hs. en el “Centro Cultural Ameghino” Calle 58 entre 63 y 65 y los miércoles a las 20hs en el casa de Carlos y Mary Solla, en la calle 66 Nª 2843, conocidos comerciantes del rubro pastas, quienes están a cargo de la Misión aquí, tarea que hacen en constante comunicación conmigo.
El Periódico: Nuestra última pregunta: ¿Puede dejarnos una vía de comunicación?
R.J.R. Si, los lectores pueden comunicarse para pedir más información al teléfono de Carlos Solla (02262) 528-233, o Cel 613-804, o dirigirse a los lugares de reunión en los horarios mencionados, donde estamos dispuestos para oírles y darles el consejo de Dios.

Muchas gracias pastor por su tiempo y disposición para que le conozcamos un poco más a usted y las tareas que realizan.