viernes, 18 de septiembre de 2009

¿QUE TE PASA, PLANETA?


Últimamente los temas que ocupan muchas de las tapas de los diarios más populares en nuestro país, y en diversas partes del mundo, son las catástrofes naturales y los cambios climáticos. Incendios como los que sufrimos los argentinos en nuestros campos y sierras que dejan sus huellas, entre otras en las provincias de Córdoba, San Luís, Buenos Aires y Entre Ríos. Aludes incontrolables que a su paso arrasan no sólo con poblaciones enteras, sino con los ahorros y lo que es más, con la esperanza de quienes ven que delante de sus ojos, todo es arrasado y sepultado.

Los hundimientos de tierras como ocurrió hace unos años en una ciudad de la ex Unión Soviética, donde los edificios y casas literalmente se hundieron en un gran pozo, llevando consigo todo. Los ríos caudalosos que encuentran tierras que se disgregan produciendo desmoronamientos, como en nuestra querida Tartagal en la provincia de Salta, quedando sus habitantes sólo siendo propietarios de la resignación y el desamparo.

Temblores y terremotos que asolan regiones enteras en diversas partes del mundo provocando destrucción lágrimas y desconsuelo. Emanaciones de cenizas volcánicas como las que periódicamente se han observado en la cordillera de los Andes, afectando pueblos y ciudades tanto de nuestro país, como en el vecino Chile. Y no nos olvidamos de los huracanes que como si fuesen parte de una larga caravana, se suceden uno tras otro, asolando entre otros lugares el centro y el norte de América.

En una “era tecnológica”, donde la ciencia avanza a pasos agigantados, donde día a día ya es viejo lo producido el día anterior, impidiendo de alguna manera aprender a operar los equipos nuevos, porque al siguiente día ya hay otros que lo reemplazan y lo superan pasando a ser obsoletos. Donde los equipos satelitales pueden anticipar muchos de los acontecimientos que están por suceder. Donde la tecnología ha llegado a tal extremo que desde una pantalla de computadora conectada a Internet se puede ver cualquier región del mundo y aproximarse a ella, sobrevolando en forma virtual su propio planeta teniendo la sensación tenerlo en la mano, como una naranja.

¿Cómo puede ser entonces que con tantos avances y habiendo depositado la confianza en la ciencia y el conocimiento, generando en algunos una sensación en alguna manera de estar por encima de lo que ocurre en nuestro planeta, este se enloquezca y no pueda ser controlado? ¿Cómo es que a científicos y técnicos especializados se les vaya de su esfera de control y no pueden hacer nada?. Si como piensan algunos “nada físico seria imposible para el hombre”.

Lo cierto es que frente a la erupción de un volcán, hasta el geólogo más experimentado tiene que huir, sino sería consumido o sufriría sus consecuencias. Frente a un “sunami” o simplemente al desborde de un caudaloso río, cuando el agua sube, y sube o cuando los incendios de campos avanzan y arrasan con todo, destruyendo casas, plantaciones, animales, flora y fauna autóctona, -sean estos últimos intencionales o no- todos tienen que huir, ahí no hay intelectual o ignorante, sabio o necio, rico o pobre, todos huyen para el mismo lado.

El Planeta está fuera del control de quienes, tanto a través de la política, de la fuerza, de la ciencia o de la filosofía, levantan sus banderas de señorío sobre una creación que no les pertenece. Y preguntamos ¿Qué te pasa, planeta?. Es claro que no te puede responder, pero quien da la respuesta es quien lo creo, con todo lo que en él hay.

Dice la Biblia a través de la pluma de uno de los discípulos de Jesús, escribiendo a los cristianos que vivían en la Roma del primer siglo, hace ya cerca de dos mil años lo siguiente: “Sabemos que hasta ahora el universo se queja y sufre como una mujer con dolores de parto y no solo sufre el universo, sino también nosotros…”.
La creación en parte sufre las consecuencias por haber sido herida y alterada, gimiendo, por las consecuencias de la mano del hombre. También es claro que hay hechos que están ajenos a su mal accionar, pero dentro de estas dos posibilidades, sabemos que hay un mensaje de Dios al ser humano, haciéndole ver su impotencia frente a Su gobierno. ¡Porque todo se cae frente a la presencia de Dios!.

Es magnifico que la ciencia brinde sus aportes positivos a la humanidad, pero es aún mejor llevarse bien con quien es el Dueño del universo y de quien proviene la ciencia, el conocimiento y la autoridad humana. Pero también debo decir que la única forma de reconciliarse con Dios es por medio de Jesucristo, reconociéndole como el Señor y salvador de su vida

¡Que sabio es aquel que busca a Dios como la prioridad de su vida!


Pr. Rubén Jorge Rodríguez