lunes, 1 de febrero de 2010

"TE ROBA LA VIDA"




Mientras sufres es posible que quienes te dañaron sigan “viviendo la vida”, mientras sumas sufrimiento a tu dolor inicial. Esta condena que oprime tu pecho “te roba la vida” y daña a quienes amas.


A menudo me encuentro con personas, tanto hombres como mujeres, con una profunda angustia asociada con dolor y bronca, que lo definen como un sufrimiento del cual son prisioneros, pero lo llamativo es que al abordar el tema que origina este “coctel letal”, la persona se defiende guardando esa dureza en su pecho como para demostrarse a si mismo y demostrar a otros que es fuerte y que de nuevo no ocurrirá lo mismo.

Esto sucede cuando alguien fue víctima de algún delito, violación o injusticia. Frente a la injusticia e impotencia de esta manera expresa su repudio y rechazo a lo sucedido. Esto en muchas ocasiones, según lo confirman los profesionales de la salud, genera enfermedades psíquicas y/o psicosomáticas, en muchos casos con derivaciones graves. Y en otros se observa un deterioro de su vida personal, familiar y social. Como así también en algunos el vivir al filo de ejecutar venganza.

¿Qué hacer entonces, por dónde comenzar?. Es sencillo, por el principio; con una palabra que inicialmente es resistida y no comprendida, -y racionalmente es comprensible esta reacción-, cuando todavía se sufren las consecuencias de lo ocurrido. Cuando alguien les habla de perdonar, la respuesta es generalmente, “no puedo”, “no se puede”, o “no es justo”.

Claro, es entendible que quien haya sufrido injustamente no quiera ceder restándole importancia a lo acontecido, o decir “no fue tan grave lo ocurrido”. Pero no estoy diciendo esto, todo lo contrario, estoy hablando de ser libres de “eso” que ha oprimido el pecho, cerrado su garganta y desdibujado su sonrisa espontánea del rostro, por meses, años o décadas. Aquello recurrente en los pensamientos, aquello pendiente en la vida.

Quien comete delitos es un delincuente, quien viola es un violador, quien estafa es un estafador, quien asesina es un asesino y de ninguna manera podemos minimizar ni convalidar semejantes hechos. Aún más, la justicia debe juzgarles de acuerdo a sus hechos. Sabemos que si aunque por algún motivo la justicia humana no lo hiciese, deben enfrentarse con Dios.

Tengo una buena noticia y es que puedes ser libre de tu agobio y justamente tiene que ver con el perdonar, renunciando a esa dureza que tienes en el pecho a manera de coraza, defensa o arma. Porque mientras sufres, es posible que quienes te dañaron sigan “viviendo la vida”, mientras sumas sufrimiento a tu dolor inicial. Esta condena que oprime tu pecho “te roba la vida” y daña a quienes amas.

Cuando perdones en tu corazón a quienes te dañaron comenzará a diluirse tu pesar y comenzarás a experimentar libertad en tu vida, -reitero no implica llamar bueno a lo malo-. Pero la pregunta es ¿cómo puedo hacerlo?. Jesús hablando de perdonar, dijo que perdonemos a quienes nos afectaron, si queremos ser perdonados.

Pero también es cierto que también dice la Biblia que perdonemos como El nos perdonó. Entonces la pregunta inevitable es; ¿ha perdonado Dios los yerros de tu vida?. ¿Le has pedido perdón reconociéndolos con profundo arrepentimiento?. Si no lo has hecho aún, ahora es el momento de hacerlo. ¡Porque nadie puede dar lo que no tiene!.

Cuando te hayas reconciliado con Dios y declares en tu corazón que perdonas a quien te dañó y pongas todas tus cosas a los pies de Jesús confiando en El, experimentarás paz y libertad, porque en definitiva el único que te puede hacer libre es El.



Pr. Rubén Jorge Rodríguez